7/12/2015

Uno se encuentra la muerte en una taza de café…


El libro de poemas Flores para un caso fue publicado por la Liga Latinoamericana de Artista en Bogotá (2013). Esa primera edición cuenta con un prólogo del poeta, editor, gestor cultural y abogado Omar Ortiz  Forero (Bogotá, 1950). 
Próximamente, Ediciones Chirriar (Armenia) sacará una nueva edición de ese trabajo el cual contará con un prólogo de la poeta y filósofa Eugenia Sánchez Nieto, Yuyin (Bogotá, 1953).

A continuación reproduzco el texto introductorio que Yuyin escribió para esta nueva edición de Flores para un ocaso y un par de poemas que hacen parte del libro.



Uno se encuentra la muerte en una taza de café…
                                                                       
Este segundo libro de Omar Garzón, Flores para un ocaso, escribe una topografía del desamparo, del silencio, de la desesperanza, de cierta impotencia, de hombres del campo que trabajan la tierra pero con zozobra, con la sensación de que algo muy malo va a sucederles. Es un país donde es triste vivir, pues el miedo habita todos los rincones, donde se vuelve normal la muerte, morir joven ya no causa impresión es parte de la vida, llegar a viejo es casi un milagro, “Que venga la muerte/ y nos rasgue la piel/nos quite los dedos/nos cierre los ojos/nos rompa lo dientes/ nos bote a la brisa/y nos abandone…” Estos poemas son memoria de diversas regiones del país; El Salado, Tacueyó, Trujillo, Macayepo, Chengue, Caño Sibao, San José  de Apartadó, La Mejor Esquina; poblaciones abusadas, torturadas, desplazadas, desaparecidas. Los mapas son rojos por tanta sangre derramada, los señores de la guerra han hecho sus caminos sobre cuerpos doblegados, ultrajados.
Los caminos que traza “son caminos de jadeos/, caminos como abismos/, caminos de incertidumbre/, caminos sin resguardo…”son habitantes de una geografía del desplazamiento que buscan un lugar donde poder vivir, “caminos soñados con escaleras a las nubes…” se siente un pueblo con ansias de encontrar un lugar libre de vacilación de sospecha.
 Lo lamentable de esta memoria es que todos estos hombres que hacen la guerra son jóvenes, mueren temprano y son capaces de hacer cosas inimaginables con el cuerpo del otro, se ha perdido los mínimos de humanidad, son “animales” voraces que van destruyendo todo lo que encuentran. Para estos hombres de la guerra no han existido limites, “No fue la danza de la lluvia, tampoco un cortejo de luciérnagas. Sólo recuerdo un corazón entre unas manos y un gemido como abismo y un ojo en una estaca, o era un niño, aún no sé. Un grito, un macabro grito dado en vano: ni los pájaros vinieron, y un cuello en otro cuello, en otro cuello, en otro cuello enclavado en un madero”. Torturas, degollamientos y decapitaciones han sido parte fundamental de una larga memoria de ensañamiento y crueldad. Crímenes de lesa humanidad contra la población, este pueblo que ha aguantado todo y más…Casi todas las regiones de nuestro país están habitadas por miles de sombras de jóvenes que murieron temprano, “Y bien, ya estamos aquí
sin decir un solo nombre,/sin cobrar venganza alguna,/acostando nuestras sombras /al lado de los nuestros…”
Sin duda estas imágenes nos hablan de lo que es el horror, de la capacidad de un “ser humano” para saquear, horadar, acabar, y de la capacidad de aguante de una población que ya no tiene nada que perder, sólo su vida y está ya ha perdido todo su valor, casi que se vuelve un triunfo la muerte,  “A cada paso de su danza vespertina nos quebraban los brazos, las piernas, la voz y el cuerpo en la montaña ya no era nuestro”.

Este libro también recuerda la memoria de escritores asesinados a temprana edad, Julio Daniel Chaparro, poeta y periodista contaba con 29 años de edad, Yo elegí ser el verso que se pasea con la brisa…”  fue acribillado en Segovia, Antioquia, “por un error” a manos -según dicen- de las FARC, crimen que continua impune. También evoca a su maestro Darío Betancourt Echeverry, - a los 47 años, raptado y asesinado-,  persona clave en la decisión de Omar Garzón de dedicarse a la literatura y específicamente adentrarse en el tema recurrente de la violencia, pues Darío Betancourt fue un investigador e historiador de estos temas; “tras el más amargo llanto… Sus huellas y la mesa aún siguen allí, /y los vasos que se llenan con la ausencia del maestro”.

Hace parte de esta geografía poética, Palestina y su confrontación sin fin con Israel.  Sus fronteras, los muros que se levantan, el odio de dos pueblos, la invasión y el dominio del pueblo de Israel sobre Palestina, los enfrentamientos, los centenares de víctimas;quedan los malditos cercos que nunca serán mayores que estos montes que darán testimonio de nosotros y los peñascos que gritarán siempre los nombres de los nuestros… Las calles parecen un cementerio de luciérnagas/ Debajo de cada roca se esconde el llanto de algún niño”.

Un tercer motivo de esta búsqueda de Omar Garzón es la vida cotidiana, la ciudad cercada, “Uno se encuentra la muerte en una taza de café…” estos poemas nos dejan la sensación que habitamos un mundo oscuro, donde por mucho tiempo han pasado cosas muy graves y el mundo sigue mirando para otro lado, donde se vive una vida llena de mezquindad, y angustia; un telón de fondo donde aparecen personajes que ocultan su rostro y van decididos a acabar con todo aquel que resulte incomodo,  ante este infortunio, el autor nos propone el poema como un medio de salvación, “Escribir poemas que te salven de la muerte, /que te salven de los ecos del peñasco,/de los dedos afilados de los hombres,/del invierno que padecen los pulmones,/de la tierra cuando se hace sangre seca…”

                                                                                               Eugenia Sánchez Nieto
Poeta - filósofa UNAL


UNO SE ENCUENTRA LA MUERTE en una taza de café,
en el afán del cielo por caerse a centelladas,
en el encuentro sorpresivo de un avión con un pájaro volando,
en los movimientos tempestivos de la tierra cuando uno menos se lo espera,
en la lectura de tratados filosóficos que demuestran lo imbéciles que somos,
en los gobiernos corruptos que se sacan el dinero del seguro
                                    /contra las enfermedades más absurdas
y en los chicos que se sacan el sexito para jugar con las chicas
                                     /al papá y a la mamá y entonces el sida.
Uno se encuentra la muerte en el ojo de una aguja,
en la picadura de una abeja, también en la de un águila
                                       /y más si es un águila negra;
En la puerta de un hospital, y más si uno es pobre y el hospital es del Estado;
En los ojos de un psicópata con insomnio;
En las variantes del azar sobre el amor y el desamor;
En un libro de Shakespeare, en una espina de pescado.
Uno, que solo es un parroquiano de este bar,
un simple transeúnte delirante, artista, obrero, ama de casa, estudiante,
se encuentra la muerte en cualquier parte.
Y se muere uno y qué se saca: El que fue poeta, a lo sumo y con algo de suerte,
una tumba decente, unas vísceras ruinosas, una fama de bicho raro
o el nombre en algún colegio si se fue amigo de un presidente.
O, por bien que le vaya, un verso memorable que lo resucitará de vez en cuando
en boca de algún lector desprevenido que no estaba buscando,
precisamente, un poema que lo trajera a uno de nuevo a la vida.


***


ESCRIBIR POEMAS que te salven de la muerte,
que te salven de los ecos del peñasco,
de los dedos afilados de los hombres,
del invierno que padecen los pulmones,
de la tierra cuando se hace sangre seca,
de la Luna cuando es más grande que la noche
y tienes tantas ganas de abrazarla;
Del deseo por la lluvia en plena primavera,
de la hambruna cuando es el pan diario de los niños;
En fin, poemas que te salven de la misma vida
cuando el cantor es el silencio,
cuando la arena ya no es huella,
cuando ya ni siquiera hay playa,
ni mar, ni gaviota, ni olas, ni nada…
Escribir poemas que te salven de todo
Pero, ¿qué pasa cuando no encuentras un solo verso
que te redima de tu sombra y te salve de ti mismo?  


Primera edición de Flores para un ocaso (Liga
Latinoamericana de Artistas. Bogotá. 2013)

Todos los poemas de Flores para un ocaso en su primera edición Aquí.

Taller de narración oral y creación literaria


Durante el primer semestre del 2015 tuve la oportunidad de compartir con algunas señoras residentes del sur de Bogotá unas charlas en el marco de un taller de narración oral que impartí durante catorce lunes en la Biblioteca Pública El Perdomo Soledad Lamprea, ubicada en la localidad 19 de Ciudad Bolívar.

Fueron sesiones llenas de lecturas, anécdotas, ejercicios de escritura, diálogos, rememoraciones, lecturas, películas, visitas de escritores, risas, recortes, más lecturas y dulces, muchos dulces. Esto último gracias a la señora Fabiola González. Una experiencia que, como pocas, me permitía compartir algunos de mis conocimientos literarios además de aprender escuchando a mis queridas señoras asistentes al taller todos los lunes de dos a cuatro de la tarde. 
En el marco de este mismo taller tuvimos gratas experiencias como la visita de algunos estudiantes de bachillerato del Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la Verdad en una de las sesiones, una salida a la Feria del Libro de Bogotá, visita de algunos escritores como los poetas Dufay Bustamente y Alexánder Buitrago y del narrador Héctor Hernán Hurtado Botero, además de compartir una bella despedida con desayuno y recital de poesía en el Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la Verdad el último día del taller. Una grata experiencia que tuve el privilegio de vivenciar y compartir, ya que cada una de las tardes en que nos reunimos estuvieron cargadas de nuevos descubrimientos, maravillosos textos, tanto cuentos como poemas y anécdotas propias y de reconocidos autores desde Borges, hasta Cortázar, pasando por Li-Po, Esopo, Camus y José Asunción Silva, entre muchos otros.

Agradezco a las fundaciones Fahrenheit 451 y Saldarriaga Concha por propiciar estos espacios y eventos en la capital y el resto del país donde tienen lugar estos talleres. Pues, el mío era solo una de varios que imparten a lo largo del año auspiciados por estas dos organizaciones.
¡En buena hora y muchos éxitos en los talleres venideros!

A continuación, dejo una pequeña selección de textos, biografías y comentarios sobre el taller de un puñado de bellas damas que asistieron al mismo de manera ininterrumpida.




Soñar

Busco mi caballo Rey en una hermosa noche de radiantes estrellas. Lo saludo. Le digo: "Quiero dar un paseo", y él extiende sus alas. Volamos. El viento roza mi piel. Quiero tocar las estrellas pero no las alcanzo. 

Al descansar un rato en compañía de mi ardilla traviesa y fiel, Lucas, les leo a los dos una leyenda mitológica y quedan maravillados.
Volamos y volamos en la inmensidad del cielo.

Carmenza Ortigoza B.





El baúl

Sentada en la ventana de mi cuarto veía una señora bonita y bien vestida cargando un baúl. Se sentaba y ordenaba la ropa, hablaba poco y lo hacía varias veces a la semana. Siempre me pregunté qué le pasa, por qué vive en la calle, dónde se baña, qué come. El baúl era lo único que tenía como su gran tesoro.
Con el pasar del tiempo vine a saber que era una señora desplazada y que le habían asesinado a su esposo. A su hijo se lo llevaron a las filas de un grupo al margen de la ley y esto le ocasionó la locura y el baúl era el único recuerdo que le quedaba de su familia. Por eso jamás lo dejó hasta el día de su muerte.

Marlene Acosta 
Junio 18 - 2015.




Letras

Es aquel conjunto de letras y vocales que graciosas,
unas gordas, bajitas, encorvadas y arrugadas
pero bellas son.
Juntando letras nos podemos divertir
uniéndolas como niños que no paran de jugar.
Las letras que bonitas son
cuantas cosas podemos hacer o escribir
una carta, una postal y poder leer y ver
aquel conjunto de letras que nos dicen tantas cosas
que deseamos ver y escuchar
todo el pensamiento, lo podemos plantar
en aquellas hojas blancas 
como la espuma del mar.
Ojalá que volvamos a escribir
y no perdamos la costumbre.
Qué lástima que cartas ya no hay.
¿Qué podemos hacer?
El radio, la televisión ocupan su lugar y el habla
no la debemos olvidar
rayando y jugando como lo hacíamos en la niñez,
haciendo poemas, rimas y cuentos que nos hacían reír.

Ofelia Bahamón Penna




Ahora, una pequeña muestra fotográfica de la última sesión del taller, la cual tuvo lugar en las instalaciones del INSTITUTO PSICOPEDAGÓGICO EL TESORO DE LA VERDAD, ubicado en la localidad 19 de Ciudad Bolívar, sur de Bogotá.

Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la Verdad (2015).

Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la
Verdad (2015).

Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la Verdad (2015).

Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la Verdad (2015).


Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la
Verdad (2015).

Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la
Verdad (2015).

Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la Verdad (2015).


Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la Verdad (2015).


Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la Verdad (2015).


Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la Verdad (2015).


Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la Verdad (2015).




Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la Verdad (2015).



Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la Verdad (2015).


Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la Verdad (2015).


Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la Verdad (2015).


Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la Verdad (2015).


Instituto Psicopedagógico El Tesoro de la Verdad (2015).


Y, finalmente, las autobiografías de cuatro de las participantes del taller.



Carmenza Ortigoza B. 

Nací en el Tolima en 1966.Mi infancia transcurrió felizmente en medio del aire libre del campo. Mis primeros estudios los realicé en el departamento donde nací y cursé mi secundaria en Bogotá donde me gradué como bachiller en 1985.
He realizado varios cursos y talleres de manualidades. Tengo dos hermosos hijos. Como madre soltera los saqué adelante con mucho esfuerzo y cariño. 
Sigo cursando talleres para aprender mucho más.

Comentarios sobre el taller: El taller fue bueno. Adquirí más conocimiento del lenguaje y la literatura. Lo malo es que se termina. Me gustaría que se realizara, al menos, una vez al mes. Gracias.

La clase que más recuerdo mucho es aquella de la visita de los escritores Héctor Hernán Hurtado y Alexánder Buitrago B. y la charla que tuvimos con ellos.




Marlene Acosta

Nací en Bogotá el 2 de marzo de 1956. Estudié cinco años de bachillerato y secretariado ejecutivo. Mis padres nacieron en Boyacá. Tuvieron ocho hijos: cuatro mujeres y dos hombres. Tengo una hija que estudió contaduría pública. Vivo con mi mamá.
Asisto a las clases y actividades que se desarrollan en la Biblioteca Pública El Perdomo Soledad Lamprea desde hace un año.
Actualmente asisto al taller de literatura que dicta el profesor Omar Garzón.

Comentario positivo sobre el taller: Me pareció excelente este taller de literatura, un espacio muy enriquecedor en mi vida. Aprendí muchas cosas y sobre todo descubrí un talento que desconocía en mí porque ahora me gusta escribir, contar, narrar, leer y compartir con otras personas.
La clase que más me gustó, aunque para mí todas las clases fueron importantes y me gustaron porque cada vez aprendía algo, fue, y la recuerdo mucho, la que recortamos del periódico unos dibujos y formamos historias con esas láminas.

Comentario positivo sobre el taller: Que se haya acabado este taller. Estos cursos que se dicten con más frecuencia ya que es un espacio para aprender y compartir.




Ofelia Bahamón Penna

Nací el 3 de enero de 1945 en Florencia, Caquetá. Hija de Isabel Penna y Saúl Bahamón. En un hogar de trece hermanos ocupé el tercer puesto. De estos ya murieron tres. El hogar era unido. 
Tuve una niñez muy hermosa porque vivía rodeada de la naturaleza hasta que llegó el momento de viajar a Bogotá para buscar nuevos horizontes. Eso fue en 1956.
Empecé a estudiar en una escuela del barrio Chapinero, luego en el colegio de la policía, Nuestra Señora de Fátima. A los 18 años me casé con José Antonio Castro, formando con él un hogar muy bonito en el cual tengo tres hijos: Deissi, José A. y Martín, cada uno de ellos casado y agrandado la familia con cinco nietos entre todos.
En 1980 empecé a estudiar el bachillerato en el colegio Claretiano de Bosa, en la nocturna, graduándome en 1985. Luego hice varios cursos como: modistería, floristería, cosetería, pintura en cerámica, entre otros, los cuales ejerzo todavía. En la actualidad dicto cursos de tejido y bordados.
Comencé a asistir a la Biblioteca Pública El Perdomo Soledad Lamprea en el 2007. Aquí he desarrollado mi capacidad de escribir poemas o elegías los cuales han entrado en concurso en Do Mayor. El poema Tristeza fue publicado en la revista de Biblored. Todavía asisto al programa de adulto mayor y a los talleres.



Aura Fabiola González

Me llamo Aura Fabiola González Sarmiento. Nací el 19 de octubre de 1932 en Bogotá. Mi mamá fue madre soltera con lo más necesario. Estudié hasta quinto de primaria. Viví en barrios como La Estanzuela y Restrepo.
En mi juventud no faltaron los problemas como en cualquier hogar, hasta el día en que conocí al que sería mi esposo. Fueron once años de una hermosa unión de donde nacieron siete hijos: Tres mujeres y cuatro hombre. Él fue un padre amoroso y responsable. Desafortunadamente falleció a sus 33 años de edad a causa de una grave enfermedad.
Al quedar sola me tocó luchar para sacar a mis hijos adelante ya que el mayor tenía nueve años y la menor dos meses de nacida. Fue una época muy dura pero, afortunadamente, toda esa lucha dio buenos resultados porque hoy en día mis hijos son profesionales y tienen sus hogares.
Actualmente estoy asistiendo a la Biblioteca Pública Soledad Lamprea. Allí el profesor Ringo nos da charlas sobre diferentes temas, traen talleristas que nos enseñan artesanías, pinturas, manualidades; también han venido periodistas de El Espectador, poetas y nos han llevado a museos y bibliotecas. También el profesor Omar nos dio unos talleres muy interesantes. Lástima que ya se acabaron. Ojalá vuelvan a traerlo.

Así ha transcurrido mi vida.

***

Taller organizado, auspiciado y patrocinado por las Fundaciones Fahrenheit 451 y Saldarriaga Concha para el concurso de narración Historias en Yo Mayor.

INSTITUTO PSICOPEDAGÓGICO EL TESORO DE LA VERDAD


A continuación, una pequeña muestra del trabajo de creación literaria (poesía) que han realizado algunos estudiantes, con ayuda de sus docentes, del INSTITUTO PSICOPEDAGÓGICO EL TESORO DE LA VERDAD, colegio ubicado en la localidad 19 de Ciudad Bolívar, sur de Bogotá.
Este ejercicio se realizó en dos etapas: La primera durante la última semana del mes de junio y la segunda durante la última semana del mes de agosto del año en curso.



POEMA

Me perdí en el camino de tu mirada
mientras mi corazón era tan solo una sombra
de tu recuerdo que cada día se volvía
una piedra en mi camino
y aun así fuiste mi luz.

Xiomara Zabaleta Tao (Grado Décimo)




EL GATO DEL VIENTO


El sol refleja la piedra,
la piedra refleja
la sombra.
El gato corre libre por
el campo
como el viento.

Germán Acosta Sosa (Grado noveno)





EL SOL

Sol querido: Tanto me calientas, estrella que estás cerca de mi corazón.
Eres amarillo como tu nombre amarillo, como tu amor que me calienta y me enferma
como tu rayo de mar, pero te quiero porque eres brillante como yo.

Dilan Said Barbosa (Grado Tercero)





POR UN CAMINO

Por un camino tan oscuro como tu propia sombra se iluminan en una noche bellas piedras que me guían hacia tu puerta a cantarte una bella melodía para demostrarte lo mucho que te amo. En esta noche oscura, quiero pedir tu mano. Ir contigo más allá de las estrellas y ver por fin que la oscuridad acaba.

Julieth Gómez (Grado Décimo)



***



¡Culpa de nuestro amor!

Nuestro amor se convirtió en una sombra tan oscura
Que ambos tratamos de encontrar la luz de la luna.
Al final de la noche solo se vio una sombra,
y un gato triste por el final de nuestro amor.

Xiomara Zabaleta Tao (Grado Décimo)





Poema

1.
El perro se desliza por el tejado. 
Cae en el jarrón. 
El jarrón queda mojado.
Festejan con ron.

2.
Al gato se le ve la sombra.
La luna ilumina la noche.
Qué bonito es el hombre
Igual que pasear en coche.

3.
Qué bonito es dormir en la cama,
Lavarse los pies,
Balancearse en la hamaca
y nadar como un pez.

Laura Nicol Rodríguez (Grado Cuarto)





Poema

La luna alumbraba tu rostro esa noche. Brillo inigualable.
Brillo hermoso como el color del gato que nace en nuestras manos
Mientras revivimos la que formaban nuestros rostros junto, como uno.

Julieth Gómez (Grado Décimo)





A Germán

Me gusta el ron,
Me gusta la cerveza
Pero lo que más me gusta
Es cuando Germán me besa.

Angie Paola Bolívar Díaz (Grado Séptimo)





Como los perros aman sus huesos

Como los perros aman sus huesos, como un jugador anhela el balón, así es el amor que tengo hacia ti. Conocerte fue mi esperanza, tenerte mi ilusión, amarte mi fortaleza y perderte mi destrucción.
De qué me sirve tu amistad si lo que busco es tu amor. Espero un día tenerte junto a mi corazón.
Anduve en un parque, anduve en Francia, anduve en Perú. Conocí mil paisajes, mil mujeres. Ninguna como tú.


Sebastián Marroquín (Grado Octavo)


El editor, escritor, periodista y gestor cultural
Milcíades Arévalo en el INSTITUTO
PSICOPEDAGÓGICO EL TESORO DE
LA VERDAD
presentando la revista
Puesto de Combate (2014).