7/23/2016

Cielo para pájaros en llamas de Diego Granda


Reseña escrita por Michael Benitez Ortiz el 24 enero, 2016


Uno coge la novelita de Diego y lo primero que siente es ansiedad, esa ansiedad que se produce cuando uno va a destapar una botella de aguardiente un lunes o un martes porque es como si estuviera haciendo algo mal. Hay riesgo. Sin riesgo no hay libertad. Se comienza a leer y comienza la borrachera. Y se da uno cuenta que la novela no es novela, pero tampoco es que no lo sea, sino que es más poesía que novela: que es más vida que papel.

            Entonces uno se sumerge y siente ganas de aspirarse todo el color blanco del mundo. De dejar el mundo sin nubes ni palomas jugando en esas nubes. Se aprende que el amor es la única forma de mamarle gallo a la muerte, que los sueños son la realidad, porque la “realidad” es una pesadilla impuesta; que en la poesía está la forma de trascender lo cotidiano, que el asesino es un pequeño poeta que se equivocó de víctima, que difícilmente se puede estar pleno y sobrio al mismo tiempo.

            Cielo para pájaros en llamas, es un libro sencillo, que apuñala el narcisismo, un libro que escribió alguien con el que usted se puede sentar a tomar vino un lunes o un viernes. Al que usted le puede decir su novela es una mierda y no se va a ofender. Sino que enterrará esas palabras bajo un árbol para que crezca más. Este libro es una semilla donde surge dinamita. Un pedito en la cara de la sorda literatura colombiana de hoy.

                                                                                            Michael Benitez Ortiz




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